La respuesta a la pregunta "¿La nariz sabe o no?" es mayoritariamente falsa.
La mayoría de las personas tienen un sentido del olfato lo suficientemente agudo y sensible como para detectar olores en partes por millón (ppm). El ozono, por ejemplo, puede detectarse en concentraciones tan bajas como 0,01 ppm. Sin embargo, no es peligroso hasta que se supera el promedio ponderado en el tiempo (TWA) de 8 horas para el límite de exposición permisible (PEL) de 0,1 ppm.
Por otra parte, los isocianatos, que se utilizan en muchos poliuretanos de uno o dos componentes, tienen propiedades de advertencia olfativas deficientes. Esto significa que si una persona detecta su olor, ya ha excedido los límites de exposición de OSHA1 o ACGIH2. Por ejemplo, una forma de isocianato, el TDI (tolueno 2, 4-diisocianato), tiene un PEL de 0,02 ppm durante un TWA de 8 horas y, debido a las deficientes propiedades de advertencia de la sustancia química, la exposición de una persona superaría este límite si se detecta un olor.
En algunas situaciones en las que se utiliza un adhesivo a base de disolventes, como uno que contiene cloruro de metileno, los empleadores deben establecer procedimientos de uso seguro que incorporen controles de ingeniería y el uso de equipo de protección personal para minimizar la exposición. Sería aún mejor reemplazar el producto a base de disolventes por un adhesivo libre de solvente . En el caso de la mayoría de los materiales que contienen disolventes, la nariz proporcionará una amplia advertencia a un empleado de que se detecta un olor o una exposición, pero no le indicará si es dañino o si se han excedido los límites de exposición.
La mejor manera de obtener más información sobre una sustancia química o un adhesivo en particular es consultar la hoja de datos de seguridad del material (MSDS). Nunca se debe utilizar la nariz para determinar si un producto es nocivo. Más información sobre las certificaciones y el cumplimiento globales de Dymax.
¿Por qué este nuevo adhesivo huele mucho más que nuestro producto actual?
La respuesta corta es que el sentido del olfato de una persona, a través de la exposición prolongada, se vuelve insensible al olor actual. Cuando se detecta un olor diferente, la nariz solo percibe el olor nuevo.
Además, las personas desarrollan fatiga olfativa, que es una incapacidad temporal para detectar un olor en particular. Por ejemplo, cuando entras a un restaurante y hueles a ajo recién cocinado, este olor solo se percibe durante un breve período. Cuando se introduce un nuevo olor, digamos, galletas recién horneadas, tus sentidos olfativos detectan el nuevo aroma, pero no el ajo que olías antes.
Después de una exposición prolongada a un nuevo adhesivo, un empleado también se volverá insensible a este material y si volviera al adhesivo antiguo, éste olería mucho peor.
¿El nuevo adhesivo huele peor? Puede ser, pero lo más probable es que simplemente sea diferente y que tu nariz aún no se haya acostumbrado a él.